83 • Comerse un elefante
Abrir los ojos a la mejor manera de soñar y trabajar en gigante.
“Como se come un elefante?”
Las cinco palabras colgaban por encima de nuestras, cabezas, proyectadas. Erámos un equipo de 15 personas en un cuarto de reuniones en las nuevas oficinas de Monzo, en el centro de Londres. Todos estabamos mirando, en silencio absoluto, la pregunta que el gerente de producto acababa de hacer.
Teníamos un desafío monstruoso por delante: bajar el costo de servicio al cliente por más de la mitad, cuando nunca se había reducido por más de quince a veinte porciento. Sabíamos que era un tema de supervivencia para la compañía, y se sentía el peso de la presión en el equipo. Nadie sabía si era chiste o en serio (él no tenia personalidad de bromista) pero nadie tenía una buena respuesta. El silencio se mantuvo segundos que se sintieron como minutos, hasta que por fin cambió de diapositiva, con cinco palabras nueavas:
“Un bocado a la vez.”
Sonreímos. Era una broma, no tan ligera, con un punto de substancia escondido justo debajo de la superficie. No podíamos preocuparnos por el elefante - había que tomar las cosas pedazo por pedazo, para evitar abrumarse por lo monumental que era la tarea en cuestión. Así arrancamos: cortando el elefante en los pedazos más compartmentalizados, pequeños e independientes que lográbamos. De ahí nació un proceso mucho más complejo de priorización y planeamiento, pero ese cuento es para otro día.
La frase se ha vuelto famosa en los círculos de tecnólogos. Y fue una de las mejores lecciones trabajar en ese equipo: un enfoque absoluto en los problemas inmediatos, en su versión más concreta y menos intimidante.
Es algo que aplicaba todos los días en tareas más tangibles, sin darme cuenta. Cuando salgo a correr solo pienso en el siguiente intervalo, no en los cincuenta minutos por delante. Cuando leo, leo libros por capítulos - raramente todo de golpe. Cuando voy al gimnasio, pienso solo en el siguiente ejercicio. A veces, cuando está muy duro, cuento hasta arriba la mitad de repeticiones, y en bajada a segunda mitad. 1, 2, 3, 4, 5 (vamos, si se puede) - 5, 4, 3, 2, 1.
La lección está en todas partes. Hacemos lo posible para que los desafíos se vuelvan digeribles, hasta convencernos de que por lo menos el primer paso - el primer bocado - lo podemos manejar sin problema.
Búscate el elefante que te quieras comer. Sueña en grande. Y no te dejes intimidar por el tamaño, por que la única manera que cualquier persona logaría comerlo, es un bocado a la vez.