107 • Ser, hacer, (ob)tener
Nota Atómica siete de diez en una serie de lecciones aprendidas volviendo a correr.
"La mayoría de las personas creen que si tienen algo (más tiempo, dinero, amor, lo que sea), entonces finalmente pueden hacer algo (escribir un libro, empezar un pasatiempo, irse de vacaciones, comprar una casa, emprender una relación), lo que les permitirá ser algo (felices, tranquilos, contentos, o enamorados). En realidad, están invirtiendo el paradigma Ser-Hacer-Tener."
Neale Donald Walsch
Ser-hacer-tener. Uno de mis paradigmas favoritos, y uno de los recordatorios más recientes - no de correr, precisamente, mas bién es una recordatorio que nace de todas las actividades y decisiones que rodean la corrida.
Es fácil lo contraintuitivo que es poner el “tener” primero, especialmente en el contexto del ejemplo de la felicidad. El paradigma propone que debemos comenzar aceptando el rol - el ser - primero, y así incorporar los hábitos y decisiones que inevitablemente nos van a llevar a obtener lo que queremos.
Por ejemplo: ahora (por fin) me admito que soy corredor.
No solo que corro - soy corredor. El aceptar ese fragemento de identidad como parte de la mía me da un ancla para mis decisiones. Cuando llego cansado después de correr y me da pereza estirar solo me pregunto: ¿que haría un corredor en esta situación? Estirar. Y por serlo, lo voy a hacer.
Definir una identidad que se alinea a tus metas hace que el “hacer” sea casi automático - o por lo menos increíblemente fácil de definir.
A mi me costó un montón. Nunca me gustaron las etiquetas de identidad ni existenciales, en especial cuando se trataba de etiquetarme a mi mismo. Por que siempre sentía que no era merecedor del título, que no había hecho suficiente para ganarme el derecho de decir que era corredor, o escritor, o emprendedor.
Una solución simple es deshacerse del ego. A falta de ese poder iluminado, algo que me sirvió fue definir con especificidad absurda la identidad (al punto que se vuelve inevitable aceptarla como mía) - y reducir el requerimiento mínimo necesario objetivamente.
Para expandir el ejemplo: soy un corredor amateur serio. Los dos calificativos me relevan de la presión psicológica y me dan un parámetro de identidad que simplifica las decisiones. Un amateur no pretende dedicarle toda la vida al (ni hacer plata del) deporte. Un corredor serio no falta prácticas, le da prioridad, y optimiza sus horarios y salud por correr. Decisiones, simplificadas.
Ya con la identidad definida, solo faltaba reducir el requerimiento de entrada. Conociéndome, tiene que ser algo “real” - pero insisto - lo más bajo posible. Decidí que al terminar mi primera corrida de más de cinco kilómetros, me podía reconocer como corredor.
Definir el ser primero me ha cambiado la vida. Transformó mis mecanismos de decisiones, para incrementar drásticamente la probabilidad de obtener lo que quiero, anhelo, o me hace falta.
A la final, no lo puedo poner mejor que George Bernard Shaw:
"La vida no se trata de encontrarte a ti mismo. La vida se trata de crearte a ti mismo."